top of page

La trampa de evitar el sufrimiento: cuando huir nos aleja de la felicidad

Foto del escritor: Rosa HidalgoRosa Hidalgo

Desde siempre, los seres humanos hemos intentado evitar el sufrimiento. Y tiene sentido: nadie quiere sentirse mal. Pero, ¿qué pasa cuando esta evitación se convierte en el centro de nuestras vidas? ¿Cuándo huimos de cualquier malestar inmediato sin pensar en las consecuencias a largo plazo?





¿Placer o crecimiento?


A lo largo de la historia, han convivido, dos formas de ver la felicidad. Por un lado, la visión hedónica, que busca el placer inmediato y evita cualquier incomodidad. Por otro, la visión eudaimónica, que prioriza el crecimiento personal, aunque implique enfrentarse a dificultades. Estudios recientes han demostrado que las personas que desarrollan esta última perspectiva suelen sentirse más felices a largo plazo.

Sin embargo, vivimos en una sociedad que fomenta la gratificación instantánea: un clic y tienes entretenimiento, compras, respuestas. Este ritmo nos ha hecho más intolerantes a la frustración y nos empuja a evitar cualquier situación que nos incomode.


Cuando evitar se convierte en un problema


No se trata de que evitar el sufrimiento sea siempre negativo. Si te duele una muela, vas al dentista. Si te enfrentas a un peligro real, lo lógico es protegerte. Pero cuando evitamos sistemáticamente todo lo que nos genera incomodidad —emociones difíciles, conflictos, esfuerzo—, el problema se agrava. Nos volvemos menos resilientes y, paradójicamente, sufrimos más.


Baja tolerancia a la frustración


La baja tolerancia a la frustración es la dificultad para lidiar con situaciones incómodas sin que nos desborden. Muchas veces se origina en la infancia, cuando nos resuelven todo sin esfuerzo, impidiéndonos aprender que la paciencia y el trabajo son claves. Esto nos hace adultos más ansiosos, con dificultades para manejar el estrés y más propensos a problemas emocionales como adicciones o impulsividad.


Trastorno de evitación experiencial

Un paso más allá de la baja tolerancia a la frustración es el trastorno de evitación experiencial. Este ocurre cuando una persona hace todo lo posible por escapar de emociones o pensamientos desagradables, aunque esto implique limitar su vida. Se ha relacionado con problemas como la ansiedad, la depresión e incluso los trastornos alimentarios. Lo irónico es que, cuanto más evitamos el sufrimiento, más atrapados nos sentimos en él.




La trampa del agua y la resistencia


Imagina que estás en el mar y una gran ola se acerca. Si intentas resistirla y luchar contra ella, te agotas y terminas tragando agua. Pero si te permites fluir con la ola, sumergiéndote y dejándola pasar, sales a la superficie con menos esfuerzo. El sufrimiento funciona igual: cuanto más luchamos contra él, más nos ahoga. En cambio, si lo aceptamos y aprendemos a gestionarlo, podemos seguir avanzando sin perdernos en la batalla.

La clave no está en evitar el dolor a toda costa, sino en aprender a convivir con él y a sacarle provecho. La felicidad no se encuentra en huir del sufrimiento, sino en aprender a navegarlo sin perder el rumbo.


Reflexión final

A veces nos pasamos la vida huyendo de lo incómodo, como si el malestar fuera un enemigo al que hay que esquivar a toda costa. Pero, ¿y si en lugar de verlo como un obstáculo, lo viéramos como una señal de crecimiento? Al final, las experiencias difíciles nos enseñan, nos moldean y nos hacen más fuertes. En vez de pelear contra cada ola, aprendamos a surfearlas. Porque, aunque parezca paradójico, aceptar el sufrimiento puede ser el primer paso hacia una felicidad más auténtica y duradera.

 

13 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page